Eduardo, Alex y yo nos disponíamos a salir con las correas y la mantita de Canela, una bolsa de sus galletas favoritas y quesitos cuando recibimos la llamada de la dueña de Prin Tin. Su hija dice haber visto a Canela enfrente de su casa a eso de las 8 de la noche del día que se perdió pero que salió corriendo en cuanto ella bajó del coche e intentó acercarse.

Animados por esta segunda pista que sitúa a Canela en una zona determinada fuimos para allá. Eduardo en su bici eléctrica para poder recorrer más rápidamente todos los senderos y caminos que atraviesan los pinares y Alex y yo en coche y andando.

Bufff, era descorazonador ver la extensión a batir: bosques, campos, zonas de cultivo... y 3 personas a las que luego se unirían Wolf y sus papis. No podíamos hacerlo de otra forma, Canela no se dejaría ver si había mucha gente y estábamos convencidos de que nadie desconocido conseguiría acercarse lo suficiente a ella para poder leer la chapita y mucho menos cogerla.

Andamos y andamos llamándola... preguntamos a todos los ciclistas, corredores y gente que paseaba por esos bosques con sus perros. Nadie la había visto.

A eso de las 13 horas, cuando ya regresábamos al coche para acercarnos a otra zona, un señor con un perrito nos dice: ¿Estáis buscando a la perrita del cartel? Acabo de verla en el prado de aquí al lado hace apenas 5 minutos e iba a buscar el teléfono donde llamar...

Fuímos rápidamente hacia ese campo que Canela conoce muy bien ya que es de los primeros sitios donde paseó suelta.

Pinar a la izquierda del prado

Y éste a la derecha

No conseguimos verla a pesar de las llamadas, de que Wolf recorriera incansable todos los arbustos... Decepcionado, Eduardo decidió ir con la bici al bosque de la derecha que poco antes Alex y yo habíamos recorrido andando.

Al poco rato recibimos la llamada: ¡Está aquí, deprisa... no deja que la coja! Corrimos pero Canela, con las voces, se internó de nuevo en el pinar. Mientras Eduardo iba a por el coche para acercarlo al máximo, los demás seguimos en la dirección por donde ella se había ido. Y ¡bingo! Alex la divisó y casi tumbado en el suelo la llamó.

Canela le miró y vino hacia él... pero de nuevo el ¡sí, es ella! de uno de nosotros la hizo alejarse unos metros. Pero entonces nos vio a los dos: a Alex y a mí y bastó un suave Canela, ven....

¡La teníamos entre nuestros brazos, moviendo la cola y llenándonos de besos!

Y aquí tenéis el mapa con los puntos clave marcados: Desde dónde salió huyendo asustada, dónde fue divisada y dónde finalmente encontrada. Viéndolo así aún me parece más milagroso haberla recuperado en apenas 2 días con tanto bosque, campos y una autovía...